Medicamentos para la ansiedad y la depresión.

En la actualidad, los trastornos como el estrés, la depresión y la ansiedad están ganando terreno en las sociedades avanzadas y representan una de las causas más frecuentes de incapacidad temporal o permanente.

La depresión y la ansiedad son afecciones diferentes, pero con frecuencia se manifiesten a la vez. De este modo, la ansiedad puede presentarse como un síntoma de la depresión. También puede pasar que la depresión se desencadene debido a un trastorno de ansiedad.

Además de la psicoterapia, existen fármacos efectivos para el tratamiento de la ansiedad y la depresión.

Ansiedad

La ansiedad es una emoción desagradable que surge ante una posible amenaza exterior. También una exigencia demasiado grande continuada en el tiempo puede desembocar en una situación de estrés, que a su vez puede desencadenar una reacción de ansiedad.

Dependiendo de la persona y de los factores desencadenantes, el episodio de ansiedad puede cursar con diversos síntomas, tanto físicos como psicológicos.

En el plano físico, algunos de los síntomas iniciales de la ansiedad son taquicardia, palpitaciones, dificultad en la respiración, opresión en el pecho, sudoración, temblores y molestias digestivas. Si el estado de agitación por ansiedad es muy elevado, se pueden producir alteraciones del sueño, la alimentación y de la respuesta sexual, entre otros.

En el plano psicológico, se puede producir inquietud, nerviosismo, sensación de peligro y de vacío, irritabilidad, dificultad de concentración y dificultad para tomar decisiones, entre otros.

Tipos de ansiedad

La reacción aguda de ansiedad no siempre es patológica, sino que puede ser adaptativa, lo que significa que cumple una función específica que prepara a nuestro organismo para que pueda enfrentarse con éxito ante un reto o situación exigente. Por el contrario, se considera ansiedad patológica cuando la respuesta del organismo es intensa y desproporcionada.

Por otro lado, están los trastornos de ansiedad, que puede incluir el trastorno de ansiedad generalizado con un sentimiento de ansiedad y preocupación constante; y trastornos o fobias específicas a un estímulo concreto (agorafobia, fobia social, etc.).

Cómo combatir la ansiedad

Cuando la ansiedad se convierte en patológica, dificultando la vida de quien la padece, aparecen los trastornos de ansiedad. Para ellos, la psicología, por medio de técnicas cognitivo-conductuales ha mostrado ser efectiva en su control. En casos más severos también se puede contar con tratamientos farmacológicos.

Ansiolíticos: medicamentos para la ansiedad

Los medicamentos para tratar la ansiedad son los ansiolíticos. Si bien se puede utilizar algún antidepresivo u otro psicofármaco en función de las características del paciente, los ansiolíticos más utilizados son las benzodiazepinas.

La primera benzodiazepina fue descubierta en la mitad del siglo pasado. Desde entonces, han surgido múltiples variantes hasta el punto de que se conocen 35 benzodiazepinas diferentes. Las benzodiazepinas más usadas son el lorazepam (Orfidal), alprazolam (Trankimazin) y el lormetazepam (Noctamid).

Abuso de los ansiolíticos

Las benzodiazepinas, no sólo presentan un efecto ansiolítico, sino que además tienen un efecto hipnótico (algunas benzodiazepinas se usan también como somníferos), efecto anticonvulsivante (algunas benzodiazepinas se usan en caso de epilepsia) y efecto relajante muscular.

Sin embargo, las benzodiazepinas, como todos los medicamentos, tienen efectos secundarios. Se sabe que las benzodiazepinas producen sedación, somnolencia, lentitud mental y problemas de memoria. También producen alteraciones psicomotoras que afectan a la capacidad de conducción (efecto similar a conducir bajo los efectos del alcohol). En las personas mayores los efectos secundarios de las benzodiazepinas son mucho más intensos, por lo que se desaconseja su uso.

Sin embargo, el mayor problema de las benzodiazepinas es su dependencia tanto física como psíquica. En los casos más leves, lo que suele suceder es que los síntomas de ansiedad o el insomnio retornan con mayor intensidad cuando se suspende el tratamiento. Es lo que se conoce como efecto rebote.

En los casos más graves, el síndrome de abstinencia puede acabar en convulsiones y delirio. Por eso cuando se plantea dejar el tratamiento hay que hacerlo bajo supervisión médica y reduciendo la dosis lentamente.

Depresión

La depresión es un trastorno mental que afecta a 300 millones de personas en todo el mundo. Por ello, la depresión es la principal causa mundial de discapacidad y contribuye de forma muy importante a la carga de enfermedad.

El trastorno depresivo puede causar un gran sufrimiento al paciente y a su entorno más cercano. En el peor de los casos, la depresión tiene un desenlace trágico que puede llevar hasta el suicidio.

Causas de la depresión

Las causas de la depresión son complejas. Para que aparezca la enfermedad se tiene que producir la interacción entre diversos factores de índole social, psicológico y biológico.

De este modo, pueden influir aspectos de la personalidad, como los mecanismos de defensa psicológicos ante las circunstancias cambiantes de la vida. También existen aspectos genéticos vinculados a la aparición de la depresión que pueden determinar la alteración de los niveles de neurotransmisores cerebrales y cambios hormonales.

Tratamiento de la depresión

Existen tratamientos eficaces para la depresión. Los profesionales de la salud pueden ofrecer tratamientos psicológicos, como la activación conductual, la terapia cognitivo conductual y la psicoterapia interpersonal.

También existen tratamientos farmacológicos, con medicamentos antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y los antidepresivos tricíclicos. Para elegir el tratamiento farmacológico más adecuado se deben tener presentes los posibles efectos adversos y las preferencias individuales, entre otros factores.

Los antidepresivos pueden ser eficaces en la depresión moderada a grave, pero no son el tratamiento de elección en los casos leves, ni en casos de depresión infantil.

Qué antidepresivos son mejores

Los antidepresivos modifican los niveles y la actividad de algunos neurotransmisores, mensajeros químicos en el cerebro, involucrados en el desarrollo de la depresión. Ningún grupo de antidepresivos es claramente mejor que otro, pero puede haber diferencias de efectividad en las respuestas individuales.

Medicamentos para la depresión

Primera línea:

  • Inhibidores recaptación de serotonina

  • Antidepresivos noradrenérgicos y serotoninérgicos
  • Inhibidores de la recaptación de norepinefrina-dopamina
  • Inhibidores de la recaptación de serotonina-norepinefrina
  • Agonistas de la melatonina

Segunda línea:

  • Antidepresivos tricíclicos
  • Inhibidores de la monoamino-oxidasa

La efectividad y seguridad de los antidepresivos responden a una serie de características genéricas:

  • Respuesta lenta. Los antidepresivos rara vez tienen un efecto inmediato. La mejoría empieza a notarse pasadas las primeras semanas.

  • ReRespuesta individual. Un tercio de las personas no responden al primer antidepresivo prescrito.
  • Larga duración. El tratamiento suele durar entre 4 y 6 meses.
  • Sin tolerancia. A diferencia de los ansiolíticos, los antidepresivos no desarrollan tolerancia. Esto significa que no es necesario aumentar la dosis paulatinamente para obtener el efecto deseado.
  • Sin dependencia. En general, y también a diferencia de los ansiolíticos, los antidepresivos no producen dependencia.
  • Interacciones. Los antidepresivos pueden interactuar con otros medicamentos, hierbas o suplementos alimenticios.

  • Ancianos. La dosis suele ser más baja para las personas mayores.

  • Embarazo. Deben evitarse durante el primer trimestre.

Durante las últimas décadas, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina se han constituido como los antidepresivos de primera línea. Esto ha sido así a pesar de su moderada eficacia que necesita varias semanas para producir beneficios palpables y de sus efectos adversos como disfunción sexual y aumento de peso.

Sin embargo, los nuevos antidepresivos se han centrado en objetivos cerebrales diferentes, como el receptor N-metil-D-aspartato, la melatonina o el ácido gamma-aminobutírico (GABA). Se trata de fármacos más selectivos y, en principio, con menos efectos secundarios.

Eficacia de los antidepresivos

Aunque existe un consenso sobre la efectividad de los antidepresivos en el tratamiento de la depresión, especialmente en los casos graves, se sospecha que ha existido un sesgo muy importante en los estudios que les ha otorgado, en general, un poder terapéutico mayor del real.

Si necesitas consultar con un psicólogo o un psiquiatra en opensalud tienes acceso a los mejores. 

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