Tratamientos para el dolor de espalda

El dolor de espalda es un síntoma que aparece con mucha frecuencia. De hecho, se estima que más del 80% de la población sufrirá de lumbalgia en algún momento de su vida.

 

Qué es el dolor de espalda o lumbalgia

La lumbalgia es el dolor que se localiza en la parte baja de la espalda, concretamente en la zona lumbar, la cual se extiende desde las últimas costillas hasta el hueso sacro, por encima de las nalgas. Si el dolor se irradia además hacia una nalga, el muslo o incluso por debajo de la rodilla, se tratará de “lumbociática”.

 

Dependiendo de la duración del dolor, se clasifica como dolor agudo (si no dura más de 4 semanas) y subagudo (entre 4 y 12 semanas). El dolor crónico (más de 12 semanas) supone entre un 10 y un 40% de los casos. Los pacientes con dolor lumbar crónico suponen un verdadero problema sanitario y económico para los países desarrollados dado el elevado grado de absentismo laboral que provoca.

Factores de riesgo para la lumbalgia

Entre los factores de riesgo asociados al dolor lumbar se encuentran circunstancias personales como la edad, el sobrepeso o el sexo femenino. También se relacionan las tareas que requieran de un gran esfuerzo físico, los malos hábitos posturales, la falta de ejercicio físico y la pérdida del tono muscular abdominal.

 

De este modo, los profesionales con trabajos duros, que cargan peso, con posturas prolongadas de pie o sentados, con actividades repetitivas y exposición a las vibraciones, pueden ser candidatos ideales a presentar problemas de espalda.

 

Causas de la lumbalgia

En contra de lo que suele pensarse, la lumbalgia es de origen inespecífico en la gran mayoría de los casos, es decir, no se identifica ninguna causa concreta responsable del dolor. No obstante, hay un pequeño porcentaje de casos dónde sí la hay: desde la artrosis, común en personas mayores, a problemas reumatológicos más concretos (como la espondilitis anquilosante), pasando por un traumatismo, una hernia de disco, un estrechamiento del canal espinal o una infección. También puede suceder que la lumbalgia no sea más que el síntoma de otro problema que no esté relacionado con la espalda en sí misma, sino que sea un reflejo de un problema en otra parte del cuerpo (cálculos en el riñón, pancreatitis…). Finalmente, existen aspectos psicológicos como la insatisfacción laboral que pueden somatizar el estrés en forma de lumbalgia.

 

El tratamiento en uno u otro caso será distinto, atendiendo a la patología subyacente, factores psicológicos o sociales, pero también a las disfunciones del movimiento.

 

Diagnóstico de la lumbalgia

El diagnóstico de la lumbalgia se basa en una buena exploración física y una detallada historia clínica por parte del médico. Si se cumple esta premisa no se recomienda hacer pruebas de imagen para el diagnóstico, como radiografía, TAC o resonancia, a no ser que la historia clínica y la exploración orienten hacia un problema de base como los mencionados anteriormente.

 

Cómo aliviar el dolor de espalda

Dado que en la mayoría de los pacientes la lumbalgia desaparece en menos de 4 semanas, el tratamiento se dirige a aliviar el dolor, recuperar la funcionalidad y prevenir nuevos episodios.

 

Con respecto al reposo en cama, este no se recomienda ya que los pacientes se recuperan peor y suelen tener más dolor. Lo recomendable es, en la medida de lo posible, mantener algún tipo de actividad para ir recuperando la normalidad.

 

Tratamiento farmacológico de la lumbalgia

En etapas iniciales de dolor lumbar se pueden aplicar remedios no farmacológicos sencillos como la aplicación de frío y calor, reposo y ejercicios de fisioterapia e higiene postural.

El médico debe valorar la prescripción de analgésicos contra el dolor de espalda. Suele ser habitual la administración de analgésicos, antiinflamatorios y relajantes musculares. El paracetamol o los antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno, suelen prescribirse durante breves periodos de tiempo. En aquellos casos que no respondan a este tipo de analgésicos habrá que recurrir a otros medicamentos.

Analgésicos

La intensidad del dolor debe marcar el empleo de los distintos tipos de medicamentos analgésicos.

No opioides

Paracetamol

Actúa contra el dolor y la fiebre y tiene efecto antiinflamatorio. Es adecuado para el dolor ligero o moderado y para casos de fiebre. No es agresivo para el estómago, como otros analgésicos. Es adecuado para niños y mujeres embarazadas. No se deben superar los 4 g diarios en adultos.

Ácido acetilsalicílico

La clásica aspirina reduce el dolor, inhibe la inflamación y baja la fiebre. Además, protege contra las enfermedades cardiovasculares. Se recomienda para dolores ocasionales leves y para bajar la fiebre. Puede provocar problemas gástricos que se minimizan si se toma junto a las comidas. No se aconseja en menores de 16 años.

 

Antiinflamatorios no esteroideos (AINE)

Se incluyen aquí el ibuprofeno, naproxeno y diclofenaco, entre otros. El único que puede conseguirse sin receta a dosis baja es el ibuprofeno. Actúan frente al dolor, la inflamación y la fiebre. También pueden ocasionar efectos adversos gastrointestinales.

Opioides

Los derivados del opio se utilizan para casos de dolor moderado y severo. Según su poder analgésico se pueden diferenciar los opioides menores (codeína, tramadol,…) y los opioides mayores (morfina, metadona, …). Evidentemente, es el médico el que los prescribe.

Ejercicios para el dolor de espalda

Existen ejercicios que pueden ser positivos para el dolor de espalda en general y la lumbalgia en particular. Ellos se centran en el fortalecimiento de los grupos musculares del tronco, la espalda y en la movilidad de la columna. Sobre todo, son recomendables desde el punto de vista de la prevención. Algunos ejemplos son:

  • Situarse de rodillas sobre un cojín en el suelo y arquear la columna acercando la cabeza lo máximo posible a las rodillas.
  • Situarse boca abajo sobre el suelo y levantar el tronco y las piernas, contrayendo los músculos lumbares y los glúteos.
  • Fortalecer los músculos abdominales y oblicuos.

En cualquier caso, y para prevenir el dolor de espalda y la lumbalgia es recomendable una higiene postural adecuada y que siempre que haya que cargar peso se flexionen las piernas, para evitar que toda la tensión se acumule sobre la columna y las vértebras lumbares.

 

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