Diferencia entre ser celiaco y tener sensibilidad al gluten no celiaca

Tanto ser celiaco como tener sensibilidad al gluten no celiaca son trastornos en los que el gluten causa una respuesta inmune perjudicial para la mucosa intestinal, con diferentes consecuencias para la salud.

La recomendación principal para los celiacos y las personas con sensibilidad al gluten no celiaca es la eliminación del gluten de la dieta, si bien esa eliminación conlleva renunciar a alimentos ricos en nutrientes como fibra, vitaminas y minerales.

 

Qué es la enfermedad celiaca

La enfermedad celiaca o celiaquía se define por la intolerancia al gluten, una proteína vegetal presente en algunos cereales y sus derivados. Se trata de una enfermedad autoinmune en la que el gluten provoca una respuesta inflamatoria en las paredes del intestino delgado.

La manifestación más evidente en una persona celiaca se produce a nivel digestivo. Los pequeños pliegues que recorren toda la pared intestinal se deterioran y los enzimas que hacen posible la digestión disminuyen. Todo ello determina una absorción de nutrientes defectuosa y la aparición de trastornos digestivos y otros síntomas extraintestinales.

Cuánta gente es intolerante al gluten

El número de personas celiacas ha crecido en los últimos tiempos, con una prevalencia que se ha multiplicado por 5 en los últimos 50 años. En la actualidad se estima que la intolerancia al gluten afecta al 1% de la población.

Por otro lado, la enfermedad celíaca tiene una importante base genética, por lo que solo afecta a aquellos que están predispuestos genéticamente. Suele afectar de forma más frecuente a las mujeres.

La enfermedad se puede manifestar a cualquier edad, si bien suele hacerlo más comúnmente durante la infancia o en la edad adulta (entre los 30 y los 40 años).

Síntomas celiacos

Los síntomas pueden ser muy variables de unas personas a otras, especialmente en función de la edad. Un alto porcentaje de personas de cualquier edad pueden presentar síntomas atípicos, entre los que se encuentran fatiga, estreñimiento, anemia y deficiencias vitamínicas, infertilidad y neuropatía. Sin embargo, algunos pacientes pueden ser asintomáticos.

La presentación clásica de la enfermedad tiene lugar con un niño delgado con pérdida de peso, problemas de crecimiento y molestias gastrointestinales con diarrea. En la actualidad los pacientes suelen presentar más síntomas atípicos.

En cualquier caso, los síntomas más comunes son las molestias digestivas, como la diarrea, hinchazón abdominal y dolor. Las heces son voluminosas, brillantes y muy adherentes por su alto contenido graso (esteatorrea). También pueden darse náuseas y pérdida de apetito.

Diagnóstico de la celiaquía

El tiempo de diagnóstico desde que aparecen los síntomas suele ser muy elevado. De este modo, muchos pacientes alcanzan un tiempo medio de diagnóstico de 6 a 10 años.

Cuando existe la sospecha de una posible celiaquía, el primer paso, después de la historia clínica, es la medición de marcadores serológicos en sangre. Se trata de anticuerpos que se producen como consecuencia de la reacción frente al gluten del organismo.

Las pruebas histológicas por medio de biopsia también son necesarias para establecer el diagnóstico. La biopsia intestinal se lleva a cabo mediante endoscopia y sirve para apreciar el deterioro de los tejidos causados por la enfermedad.

También se estudia la predisposición genética por medio del análisis en sangre de los haplotipos de HLA DQ2 y DQ8. Sin embargo, la presencia de estos genes no es definitiva.

En definitiva, en la mayoría de los casos en los que se dan síntomas, elevación de anticuerpos específicos en sangre, predisposición genética y se aprecia lesión en la biopsia se puede confirmar el diagnóstico.

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